Rebobinando la revolución

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Por Edgard E. Murillo

Un escritor mexicano dijo (no digo su nombre porque no me consta que lo haya dicho) que en América Latina no ha habido revoluciones; sólo revueltas. Mentira. Aún tiemblo de emoción al leer el Estatuto Fundamental: “… Deróganse la actual Constitución Política y las Leyes Constitucionales… Decláranse disuelta la Guardia Nacional de Nicaragua, la Oficina de Seguridad Nacional y el Servicio de Inteligencia Militar, y, en consecuencia, derogadas todas las leyes, reglamentos y ordenanzas que la gobiernan”. Eso sin mencionar la nacionalización de la banca, las minas y el comercio exterior, por citar la parte formal.

II

Lo mejor de la revolución fue la alfabetización, y en segundo lugar, la reforma agraria. Tanto la una como la otra preconfiguraron el  cambio del estado de cosas.

III

La urgencia por derrocar a Somoza y la fe de la mayoría de los combatientes, hizo del sandinismo un híbrido de nacionalismo, cristianismo comprometido y buscadores de la igualdad utópica. A otro con el cuento que este país fue comunista en el sentido marxista o peyorativo de la palabra.

IV

Quienes han visto las películas de Ronald Reagan aseguran que éste fue un buen actor. Para muchos norteamericanos fue un líder carismático que elevó las tasas de empleo en su país e hizo química con Gorbachov. Pero para los nicaragüenses no fue más que un simple y perfecto motherfucker.

V

Nicaragua tiene un catálogo de música revolucionaria envidiable. A veces me da un poco de pena pensar que pronto, al cabo de unas décadas, la generación que cantó la revolución dejará de existir. Supongo que estas canciones serán subclasificadas de alguna forma, quedando a disposición de estudiosos de la música o de la historia ¡Ay, cuánto se amó  y lloró con ellas! Sin embargo, hubo piezas que aún sonando dentro del marco de la lírica romántica y revolucionaria, jamás me cayeron bien, ni siquiera cuando estuvieron de moda, como Yolanda de Pablo Milanés, La Hora Cero del Grupo Pancasán, varias de Quilapayún y una que otra de Silvio Rodríguez.

VI

Nunca como antes se leyó en Nicaragua. La Editorial Nueva Nicaragua sacó centenares de libros a precios de bolsillo. Shakespeare, Salomón de la Selva, Thomas Mann, antologías de poesías ¡De todo, amigos míos!… Los suplementos literarios de los tres periódicos de circulación nacional competían en calidad y contenido. Ahora pareciera que existe vergüenza por la literatura.

VII

Gracias al bloqueo comercial pudimos darnos cuenta de la calidad del cine europeo y asiático (pocas rusas, gracias a Dios). De pronto las descuidadas salas de cine dejaron de pasar películas en inglés y empezamos a disfrutar algunas de idiomas desconocidos. Hubo tanto amor al cine que incluso se produjeron un par de películas buenas en nuestro territorio nacional. Recuerdo Alsino y el Cóndor (candidata al Oscar como Mejor Película Extranjera en 1982) y Sandino, ambas dirigidas por el chileno Miguel Littin.

VIII

Por alguna razón, la música gringa nunca dejó de sonar ni de disfrutarse; es más, me atrevo a decir que la generación de los ochenta fue la generación más bilingüe que ha existido. Salman Rushdie escribió en La sonrisa del jaguar que los revolucionarios nicaragüenses tomaban Coca-Cola y cantaban canciones de los Bee-Gees casi de memoria (Y eso que no fue a ninguna fiesta del Maestro Gabriel o el Loyola donde se bailaba coreografiada Beat it de Michael Jackson).

IX

Cuando venimos de la alfabetización hubo un acto central en los predios vacíos frente a la UCA, donde años después sería la Plaza 19 de Julio. Antes de iniciar el acto los ex brigadistas ensayamos un saludo espontáneo que terminaba así: “Dirección Nacional, hemos cumplido ¿Cuál es nuestra próxima misión?”. Este saludo degeneró en Dirección Nacional, ¡Ordene!, casi inmediatamente. Ni cuenta nos dimos.

X

En la misma plaza 19 de Julio se recibió a Juan Pablo II en 1983. El Pontífice venía con la espada desenvainada, pues creía o le hicieron creer que Managua era Cracovia. Pero no, Managua era la capital de una revolución encendida que días atrás había llorado el martirio de diecisiete jovencitos. En determinado momento, durante la misa campal, las cosas salieron fuera de control. A la fecha de hoy nadie se pone de acuerdo quién cargó con la mayor responsabilidad, aunque el gobierno, como anfitrión, tuvo que pagar la factura política, con intereses corrientes y moratorios.

XI

La masacre de San José de las Mulas y la incapacidad del ejército regular de enfrentar a la Contra, en virtud del ilegal apoyo de la administración Reagan, a mi juicio fueron los motivos que empujaron a la Junta de Gobierno para que decretara el servicio militar de forma obligatoria. Por primera vez se hacía en Nicaragua un reclutamiento institucionalizado para los hombres entre los 18 y 25 años.

XII

El servicio militar no solo inyectó sangre nueva y vitalidad al ejército, sino que ubicó a muchos reclutas en estructuras castrenses relevantes dado los estudios que poseían. No fueron pocos los chavalos del SMP que se desempeñaron como radaristas, instructores políticos, decodificadores de contrainteligencia, ingenieros de artillería, etcétera, sin que hasta la fecha ningún (lo pondré en mayúscula) NINGÚN jefe del ejército, desde 1990 hasta la fecha, haya hecho un reconocimiento público y explícito a los miles de jóvenes que coadyuvaron a la modernización del ejército nacional.

XIII

Lo dicho: la Guerra Fría se cagó en la revolución. Otro amanecer nos hubiera cantado si hubiese triunfado en los años sesenta o noventa del siglo pasado, no obstante que sabemos que la misma guerra fría le dio su “empujadita” para que aconteciera.

XIV

Además de la música, la revolución dejó bastante literatura testimonial, ensayística y poética, la que todavía no se ha compilado en su totalidad, sin mencionar la que se seguirá escribiendo quién sabe por cuánto tiempo.

XV

La revolución atrajo a multitudes. Los mochileros internacionalistas venían a cortar café y construir escuelas en una mezcla de aventuras extremas e idealismo guevariano. Pero la Nicaragua sandinista también sedujo a intelectuales y políticos de todo el mundo. La solidaridad hacia Nicaragua era casi unánime. En las Naciones Unidas solamente Israel hacía coro con los gringos.

XVI

La maquinaría jurídica e institucional de la revolución empezó aminorar el paso hacia 1988, en el espacio surgido entre la desmonetización y la firma los acuerdos de paz. Ya todo estaba dicho, pero no todo estaba claro.

XVII

La guerra en las montañas, que fue el elemento transversal y distorsionante de la revolución popular, encontró otros “aliados” para incrementar el descontento: los racionamientos y la escasez de los productos de primera necesidad ¿Quién no recuerda los frijoles viterra, llamados así porque se parecían a las cápsulas color café de unas vitaminas? ¿Y qué de los desodorantes Toque Final y Zodiac que quemaban hasta el alma?

XVIII

La generación que hizo y defendió la revolución legó muchas cosas, que negarlas sería de necios: la Costa Atlántica obtuvo tratamiento autonómico; se asumió la protección estatal hacia los programas de educación y salud; los prejuicios y complejos clasistas recularon y quedó prendida la llama del compromiso social y la sensibilidad por los más necesitados. Talvez otros países lograron parecidos avances en su evolución histórica, pero el destino de Nicaragua era escoger el camino más corto y dramático, el camino de la revolución.

XIX

Decir en Nicaragua los años 80 es lo mismo que decir revolución. Para unos fue una década “perdida”, para otros “el mejor de los tiempos” y para algunos solamente un paréntesis. Lo cierto es que Nicaragua nunca volvió ni volvería a ser la misma.

XX

Como dije arriba, la revolución empezó a terminar en 1988 (y no en 1990 como se cree), aunque alguien dijo una vez que las revoluciones finalizan cuando triunfan, pues tan pronto se instala el nuevo estado de cosas, las fuerzas que hicieron la revolución se vuelven defensivas, cerradas, excluyentes, reaccionarias.

XXI

Varios pecados tuvo la revolución sandinista, entre ellos dejar abiertas las heridas ocasionadas por los puñales fraticidas, las que se abrirían en cada contracción social. Terminada la revolución , no hubo mea culpa, ni comisión de la verdad, ni justicia transicional, como si lo que pasó fue una fiesta y lo que se derramó fue Coca-Cola, tomando prestadas las palabras del mártir Ernesto Cabrera.

XXII

La lecciones que dejó la revolución no han sido aprovechadas por la sencilla razón que todavía no las conocemos. Talvez no sea la generación que la hizo ni la que la defendió la que extraiga la validez o la «esencia justificada» de lo que ocurrió en Nicaragua entre 1979 y 1990. Es algo que pasó y a lo que a todos los nicaragüenses nos corresponde averiguar y comprender.

 

 

 

 

12 comentarios en “Rebobinando la revolución

  1. Sé que te quedastes corto, pero no fue intencional. Agradable saber que tu expresas lo a que muchos nos falta hacer, por falta de esa chispa que tu tienes. Un gran abrazo, hermano.

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  2. Te felicito por ese resumen que nos recuerda lo que fuimos y vivimos los nicas en los 80’s. Solo agregar un saludo en estas fechas, que nos recuerda que el camino esta alli, para seguir andando y buscando nuestro mejor destino…

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  3. En la medica que leísu escrito, fuí dando saltos y recorriendo esos maravillosos años que nos tocó vivir en los 80´s o como bien subraya usted, logre recorrer los años de la revolución con un halo de nostalgia por las buenas experiencias y la ausencia de quienes ya no están más con nosotros porque dieron todo para edificar lo que se logró y continuamos construyendo. Felicitaciones.

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  4. No cabe dudas, el sacrificio fue tremendamente duro, casi comemos barro, pero mirar ahora donde estamos es haber subido al cielo y disfrutar hasta de los tragos amistosos. Felicidades Edgard por haber sido eslabón de este triunfo.

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  5. Hola Edgar. mi mente regreso hacia la decada de los años 80’s. dicen que recordar es volver a vivir.
    Te cuento, Nuestra generacion fue Heroica y hasta hoy nadie la reconoce como Tal. Escucha la Letra de la Cancion de Silvio Rodriguez EL ELEGIDO. Y Nos veras retratados a todos los que luchamos defendiendo la Revolucion. Un abrazo. Saludes.

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  6. Simplemente estos relatos son los reconocimientos que buscamos los jóvenes de los 80’s . No prebendas pero si que nos reconozcan como piedra angular en la construcción de esta nueva patria nueva

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  7. Buena historia, una época de luchas, de sacrificios, de desafios, de cambios pero también de alegría, aliento, expectativa, de sueños y esperanzas por un futuro mejor. Felicidades por ser parte de nuestra historia. Saludos.

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